Aunque dista mucho de la caza auténtica de perdiz salvaje, las sueltas de perdiz no dejan de ser entretenidas para cazador y perro donde uno se recrea fotografiando y disfutando de las muchas muestras, donde los perros jóvenes tienen más oportunidades y no se sufre ni queda cara de gilipollas si por hacer las fotos las perdices se van. Por otra parte, para quien en mejores tiempos fué eminentemente perdicero oir el prrrrr aunque sea un sucedaneo resulta muy gratificante.
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