lunes, 6 de agosto de 2012

Caza o competición


Hace tiempo que me regalaron la revista del Setter Club, la del año 2009, una publicación bien hecha aunque algo pesada por los muchos datos de la competición, muchas fotos de perros al  galope, algunas magnificas y pocas de perros en muestra. Ningún artículo de caza con setter y cuatro, todos interesantes, escritos por jueces internacionales y a su vez criadores titulares de afijos famosos y por tanto defensores del perro de competición como máximo exponente de la raza, buscando el “estilo setter” y anteponiéndolo a otras buenas cualidades, admitiendo  incluso grandes defectos como la excesiva timidez de algunos ejemplares como refleja el articulo de Valerio Ronchi. Interesantísimas las apreciaciones de Ivo Geminiani del afijo Del Sole sobre la necesidad o frecuencia que se ha de cruzar un tríaler para obtener perros de caza, y donde afirma, “estos  comportamientos excesivos no sirven, no ayudan a la percha” valorando en la caza el perro de gran coraje. Reconoce que el rendimiento es el fin que justifica los medios, si bien, él como muchos ( ver el artículo de Claudio Lombardi ) de esa revista, en el que dice no encontrar sentido a cazar con un perro que haga disparar pero no se identifique con una raza.
En los foros de internet y en otras publicaciones que hablan de las excelencias de los perros, con frecuencia conductores y criadores, disculpan que tanto setter como pointer no sean perros para hacer percha, sino para disfrutar de magníficos momentos de gran tensión que proporcionan individuos excepcionales en lo que a estilo se refiere, estilo que a mi juicio es dictado por estos cinófilos cuya  culminación del lance es ese momento que ellos llaman presa de punto, y siguen criando y seleccionando perros buscando el “ trialer “ que al eficaz compañero de caza que nos proporciona muchos lances y que deseamos todos los cazadores sin que tenga que perder por ello la tipicidad morfo-funcional. La practica demuestra que después de varias horas de caza en terrenos duros y quebrados el estilo se pierde o simplemente no  se aprecia, el perro aprende a cazar para su amo, y se acerca a la escopeta si es inteligente y quiere morder caza, aprende a bajar la cabeza y a volver sobre el rastro para sacar esa codorniz esquiva de la riega que de otra manera no se puede cazar, etc. Quizá sea que a mí me gusta cazar, es decir abatir y cobrar la pieza, si bien, las que más se disfrutan son aquellas que ponen a prueba los perros, difíciles.
Que magnífico sería cazar con un perro capaz de ganar una monográfica, estiloso, y tremendamente eficaz. Quizá porque llegué al perro a través de la caza y no a la caza a través del perro me gusta la eficacia, la percha, el limite lo impone la cordura y el cupo, pero entiendo que el perro está para proporcionármela. Si la dirección hacia donde camina la evolución de las razas cazadoras no es para cazar más y mejor entiendo que estamos jodiendo el perro de caza en pro de un perro de exhibición, “comedia” lo llamó “Canor” en Orbayu y Naturaleza.
El mercado del perro va dirigido mayoritariamente al cazador, y mirando pedigríes veo que todos tenemos repetidos los mismos sementales de competición, ¿ Cuanto y como debemos administrar esa sangre? Ya no se cruza con un buen perro de caza sino que sistemáticamente se elige un semental laureado que proporcione beneficios y una rápida salida a los cachorros.
Se critica en la revista la competición del Campeonato del Mundo de perros de muestra de Grecia 2009, tildándola de competición menor, donde prima la regularidad, por encima de la brillantez y excelencia, así, el pointer Almer, con un 1º exc. Y 2 MB ganó al setter Siro con un CACIT, sin duda el pointer estuvo más veces en contacto con la caza y el setter fue más espectacular, lo que parece no gustó, pues bien, de no hacerlo así se ira en perjuicio del perro de caza, y desgraciadamente es lo que se esta haciendo.
La reflexión a todo esto es ¿hacia donde vamos, beneficia esto al perro de caza y a la caza? Rotundamente NO. 

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